No puede ser! - pensé mientras cerraba la maleta. Otra vez no! Cogí el abrigo y le eché un ultimo vistazo al que había sido mi hogar hasta ahora. Tiempo atrás había sido una vivienda llena de vida, mi vida; ahora se había convertido en algo gris, inerte, oscuro... Basta! Susurre, basta ya!! Había pasado mas tiempo con respecto a las otras veces. Por un momento creí que todo se había acabado, pero no, había vuelto a ocurrir.
Era medianoche cuando cerré la puerta y salí a la calle, hacia frío. No sabia que debía hacer. No era culpa mía. Había hecho todo lo posible. Desde el suceso mi vida había dado un giro de 180 grados. Todo había cambiado. Me encontraba cansada; cansada de huir; cansada de sufrir; cansada de sentirme culpable... Culpable... Culpable. Dichas palabras resonaban en mi cabeza una y otra vez. Me abroche el abrigo, cogí la maleta y desaparecí en la oscuridad de la noche con el presentimiento de que no me iba sola. Algo me acompañaba.
Relato escrito por : Aythami Castro Fariña
Imagen: Fayna Castro Fariña
No hay mayor peso que el de la conciencia.
ResponderEliminarcuriosa reflexion o.o a veces viene bien hacer esta clase de cosas
ResponderEliminar